Quince vidas. Quince historias que se desarrollan en siglos y continentes distintos, así como distintas son las pasiones que las mueven.
Lo que une a las protagonistas de estos relatos es el hecho de ser mujeres. No un detalle insignificante, sino algo que te marca para siempre. La diferencia primordial entre seres humanos es si han nacido hombres o mujeres.
Hubo un tiempo en el que esto podía significar nacer libres o con un destino ya marcado. Hoy casi en todas partes ya no es así. Durante el siglo pasado los movimientos de mujeres lo han cambiado todo y los deseos femeninos se han hecho más fuertes. Pero el pasado no pasa sin más, la libertad hay que elegirla cada día y nos pide que seamos tenaces y testarudas.
Por esta razón las vidas de otras mujeres me han fascinado siempre. No como simples ejemplos a seguir sino porque nos hace más ricas y más ricos saber que otras abrieron puertas y demolieron barreras para nosotras también, que no tenemos que volver a empezar desde cero una y otra vez. Existe un patrimonio de experiencias, de cultura, de historias a las que remitirnos. Parte de este patrimonio es narrado en este libro, para los chicos y las chicas de hoy que empiezan a escribir su propia historia.
La libertad de las mujeres atañe a los hombres también, porque cambia la vida de todos. La libertad de las mujeres se expresa en muchas acciones, elecciones y deseos, incluso en siglos muy lejanos. Además las mujeres siempre estuvieron ahí, desde el origen de la humanidad: es más, sin ellas no existiría la historia de la humanidad. Hay que desconfiar de las historias que no recuerdan a las mujeres, porque ocultan una parte de la realidad y no la respetan en absoluto.
Con este libro descubrirás que para Marie Curie no fue fácil demostrar que ella también, no sólo Pierre, se merecía el Nobel por la investigación sobre los fenómenos radioactivos. O que durante años la autoría de las películas de Elvira Coda Notari en los manuales de cinematografía fue atribuida a su marido. Y que muchas mujeres han luchado contra las dictaduras y por la libertad de sus países. Como Nawal El Saadawi, que con 80 años celebró la Primavera Árabe y consiguió volver al Egipto liberado de Mubarak, o Miriam Makeba, que ha representado para todo el mundo la voz de África. Para luchar con los garibaldinos y liberar Italia, Antonia Masanello se disfrazó de hombre. Porque esto también ocurrió, tener que esconder la propia identidad, frecuentemente detrás de un seudónimo masculino, para poder firmar artículos, como hizo Nellie Bly, que inventó el periodismo de investigación.
Fingirse distintas, disfrazarse de hombre para poder seguir sus deseos. No tiene que haber sido sencillo, pero la necesidad de justicia o simplemente de vivir fue más fuerte que los prejuicios. Es el caso de Alfonsina Strada, cuyo marido enamorado le regaló en su boda la tan deseada bicicleta, en 1924, con la que participó en el Giro de Italia; fue la primera y la única mujer.
Las historias de este libro son historias de libertad, algunas famosísimas, otras menos conocidas. Probablemente ninguna de estas mujeres se consideraba excepcional, pero todas fueron decididas. Fue así que abrieron nuevos caminos o que acabaron con siglos de tradiciones, como Franca Viola, una chica siciliana que en los años ’60 rechazó lo que en aquella época se solía aceptar: un matrimonio “reparador” tras sufrir una violación.
Capaces de inventarse a ellas mismas, revolucionarias, reporteras, científicas, ciclistas, directoras de cine. Aquí tenemos algunas de las mujeres que nos han precedido. Y hubo hombres que no tuvieron miedo de querer a estas mujeres libres, para algunos algo singulares. Lo más probable es que hayan sido hombres felices, porque como sabemos, si no le tienes miedo, la libertad es contagiosa.